Una Justicia independiente podría ser la clave para alcanzar una democracia plena, participativa y al servicio de la colectividad, no de intereses particulares y foráneos, como ha ocurrido hasta el momento.
Por esta razón es loable la decisión de propiciar, primero un Ministerio Público que cumpla con libertad lo que mandan los códigos y leyes a tono con la Constitución de la República, labor que debe complementarse con la independencia del Poder Judicial completo, con fiscales, jueces y auxiliares que piensen en la patria y en los intereses nacionales por encima de todo.
Cuando esto ocurra, habrá garantía en la inversión, en las libertades públicas, menos corrupción, ejercicio pleno de la libertad a partir de una sociedad sana, libre, justa, comprensiva y capaz de sostener, defender y proteger la convivencia humana.
Los dominicanos hemos sufrido mucho, vejados por extranjeros y por nosotros mismos, sin tomar en cuenta las bondades de un pueblo dulce, creyente, amoroso y buen anfitrión.
Si alcanzamos el anhelado sueño de una Justicia independiente, nuestro deseo de libertad se cumpliría, retornando la alegría, la seguridad, la paz y el legado de los padres de la nacionalidad bajo el lema de Dios, Patria y Libertad. ¡Justicia y libertad!