Algunos destinos turísticos han vuelto a cerrar sus fronteras por efecto de nuevos brotes del virus. En nuestro caso no resulta conveniente hacer lo mismo porque de hacerlo nuestros potenciales turistas se irían a los destinos competidores que permanecen abiertos.
Por JUAN LLADO
Ahora que el presidente electo ha designado a su equipo turístico conviene resaltar que su prioridad máxima en la coyuntura debe ser la recuperación del sector. Su primera tarea seria elaborar, junto a los agentes privados, una estrategia que logre el objetivo en el menor tiempo posible. Ese es un gran desafío nacional. Conviene pues externar aquí algunas consideraciones relevantes que enriquecerán el análisis correspondiente. De especial importancia será definir los roles de los sectores privado y público, además de los costos y los recursos necesarios para su ejecución.
En momentos en que se registra una reanimación del turismo a nivel mundial el país no debe dar marcha atrás a su reapertura turística. Según la OMS, “las medidas que interfieren considerablemente en el tráfico internacional solo están justificadas al inicio de un brote para que los países ganen tiempo, aunque solo sean unos pocos días, y apliquen rápidamente otras medidas de preparación eficaces. Esas restricciones deben basarse en una cuidadosa evaluación de los riesgos, ser proporcional al riesgo de salud pública, ser de corta duración y volver a evaluarse periódicamente en función de la situación.” De ahí que abrir el país el primer día de julio fue una decisión correcta, como lo ha sido no volver a cerrarlo.
Pero sin duda la evolución de la pandemia resulta muy preocupante. Esta indetenible en nuestro principal mercado emisor (EU) y el CDC de Atlanta advierte que “viajar aumenta las posibilidades de contraer el Covid-19”. Normalmente de allí procede más del 50% de nuestros visitantes extranjeros de vía aérea. Allá viven más de dos millones de dominicanos y de allá proviene el 90% de los más de 900,000 visitantes de la diáspora que nos visitan anualmente. Mientras, Bahamas y Guadalupe se han cerrado para visitantes de EU y el pasado martes 14 de 16 casos de Covid-19 detectados en Jamaica fueron de personas llegadas desde ese país. Mientras aquí se agudiza la expansión del contagio comunitario, los 16 vuelos diarios al país de la línea aérea Jet Blue han superado las expectativas de ocupación. El país sigue abierto y aunque la afluencia de turistas extranjeros crece lentamente, ya hay 38 hoteles abiertos de los 300 existentes y ASONAHORES espera que para diciembre habrá unos 95.
Es razonable suponer que aquí la expansión del contagio no se debe a las llegadas internacionales sino a la transmisión comunitaria. Esto así porque esa expansión ya se estaba registrando antes de que se abrieran los puertos y aeropuertos. Por otro lado, el flujo de vacacionistas estadounidenses a Cancún, nuestro principal destino competidor, se ha disparado. La gente quiere sacudirse la modorra de la cuarentena y es de esperarse que lo mismo nos suceda a nosotros, aunque todavía aquí ese flujo no ha crecido tanto. Cuba, nuestro otro gran competidor regional, comenzara a recibir vuelos charters de EU a partir del 15 de agosto y ha estado abierta con turistas de otras nacionalidades restringidos a algunos cayos.
Un factor que incidirá mucho en nuestra recuperación turística es la evolución de las economías de nuestros principales mercados emisores (Norteamérica y Europa). Obviamente, la tendencia será hacia el retraimiento si los potenciales turistas han quedado desempleados o están reacios a gastar en el discrecional renglón de las vacaciones. La mayor parte de los analistas, sin embargo, concluye que será el factor de la confianza sanitaria lo que más influirá en sus decisiones. Queda claro entonces que nuestro destino turístico deberá priorizar la detención de los contagios para generar confianza en el mercado turístico internacional de que el destino es seguro. La importancia de eso lo demuestra que ya Italia ha prohibido la entrada de viajeros dominicanos por temor a la importación de contagios. Detener la expansión aquí es esencial para recuperar el turismo.
La otra cara de la confianza es también local. ¿Hasta qué punto pueden los visitantes sentirse seguros en sus hoteles y en los demás sitios que visiten? En esto son los protocolos de salubridad lo que influyen decisivamente. Si el país pudiera desarrollar los más estrictos protocolos hoteleros y de transporte diferenciaría su producto turístico y atraería poderosamente la atención del visitante potencial. Ya ASONAHORES y los ministerios de Turismo y Salud Publica han desarrollo un protocolo hotelero siguiendo las recomendaciones de la OMS, el WTTC (y su certificado Safe Travels) y los desarrollados en España. Los aeropuertos han hecho lo suyo. Pero una revisión de esos protocolos sugiere que no podemos ufanarnos de tener los más estrictos, a pesar de que el nuestro tiene 21 disposiciones para el hotel, el equipaje y el transporte. Hay otros protocolos internacionales para el uso de las playas.
Un ejemplo de un protocolo más estricto que el del WTTC es el de algunos hoteles del Disney World de Orlando, Fla. que exigen al huésped estar presente en su habitación para que verifique su desinfección. En otros hoteles y aviones se usan los rayos ultravioletas para la desinfección, lo cual no esta incorporado en nuestro protocolo. Y ya varios países están introduciendo servicios médicos para auxiliar a cualquier huésped que muestre síntomas del virus. Chipre va más lejos para incentivar a los turistas a visitarlo: ofrece pagar todos los gastos médicos de cualquier turista que se contagie con el virus en el país y Ubezkistan está ofreciendo pagar US$3,000 a cualquier visitante que se contagie del virus. Un repaso de lo que han hecho los destinos y los hoteles del mundo es indispensable para fraguar una estrategia certera, la cual deberá incluir una mayor digitalización de la industria de los viajes.
El desarrollo del protocolo más seguro del mundo no puede ser una responsabilidad única de las autoridades sino una tarea conjunta entre los ministerios responsables y los operadores turísticos (hoteleros, turoperadores, transportistas, aeropuertos, puertos, cruceros, etc.). Las autoridades pueden liderar la tarea y ayudar a los operadores a confeccionar su receta de medidas, pero las prerrogativas de la propiedad privada y la libre empresa indican que es los propietarios de los hoteles quienes deben decidir hasta qué punto llegar en materia de seguridad sanitaria. Tener los protocolos de seguridad mejores del mundo no sería posible si los propietarios de los activos turísticos no hacen el esfuerzo de innovación necesario. Ellos son los principales responsables de la rentabilización de sus inversiones, como sucede con los propietarios de otros establecimientos comerciales. Y en eso influirá, por supuesto, los recursos que estén dispuestos a invertir en la cabal aplicación de los protocolos. Asimismo, la labor de promoción es también su responsabilidad. El país puede ayudar con una inversión modesta en la proyección de un destino seguro, pero eso sería solo un esfuerzo complementario.
Además del manejo adecuado de los aspectos de seguridad y promoción conviene deslindar roles en cuanto a las demás ayudas que podría ofrecer el gobierno para estimular a los operadores turísticos a hacer el máximo esfuerzo. Diferentes países han adoptado diferentes medidas de mitigación para socorrer a las empresas turísticas a fin de que puedan sobrevivir. Dependiendo de las posibilidades de cada país, estas incluyen inyecciones de liquidez y exenciones impositivas. Otros auxilios se centran en la conservación de los empleos (p. ej. FASE) y en el financiamiento de campañas publicitarias. Aquí el auxilio oficial no puede ser tan amplio como en otros países debido al severo deterioro de las finanzas públicas producto de la pandemia.
La prioridad debe ser el mantenimiento del programa FASE para proteger los empleos, concediendo además a los hoteles exenciones impositivas totales por lo que resta del año. (A los que no cumplieron con los requisitos de FASE solo se les concedería un diferimiento de pago por un año.) También podría contemplarse un aporte para alguna campaña promocional especial en algún mercado particular y, de inmediato, la aprobación del pre-clearance para Punta Cana. Todo dependerá de que las autoridades del sector y los empresarios hayan desarrollado una estrategia creíble que refleje el esfuerzo que deben hacer los propietarios de los negocios turísticos para mantenerlos a flote.
Algunos destinos turísticos han vuelto a cerrar sus fronteras por efecto de nuevos brotes del virus. En nuestro caso no resulta conveniente hacer lo mismo porque de hacerlo nuestros potenciales turistas se irían a los destinos competidores que permanecen abiertos. Debemos luchar con todos los medios al alcance del país y de la industria para sobrevivir aun sabiendo que la recuperación será lenta y posiblemente no será hasta mediados del próximo año que habrá una verdadera recuperación.
Según la BBC existen 140 proyectos de vacunas en curso y 23 de ellos están en la fase de pruebas. Lo más esperanzador es que hay por lo menos dos de esas vacunas que ya han dado resultados positivos en los primeros ensayos clínicos y se ha anunciado que estarán disponibles para finales de año. Se trata de las vacunas de AstraZeneca y Oxford y la de Pfizer y BioNTech. La humanidad sobrevivirá a esta pandemia y, en consecuencia, también el turismo y nuestra industria sin chimeneas.