
El dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina y el presidente Joaquín Balaguer Ricardo, tuvieron como estrategia política establecer buenas relaciones personales con diferentes figuras públicas de Haití a quienes apoyaban para que asuman el poder o se mantengan en el mismo, con el propósito de obtener control político.
Las influencias políticas de Trujillo y Balaguer estuvieron orientadas a lograr la mayor estabilidad posible en Haití, a los fines de que se produjera el menor daño a la República Dominicana, en lo relativo a la seguridad, la frontera, el comercio, las migraciones y la imagen internacional.
Obviamente, que, dentro del uso de esta diplomacia dirigida estratégicamente a obtener control político, los mandatarios dominicanos tenían sus preferencias o espacios de intervención. En el caso particular de Trujillo, todo su poder llegaba a los niveles de participar en las grandes decisiones de las fuerzas políticas y militares haitianas.
Trujillo mantuvo excelentes relaciones con el presidente haitiano Sténio Vicent. Ambos mandatarios acordaron poner fin a la controversia fronteriza. Robert Crassweller, en su obra “Trujillo la Trágica historia del Poder Personal”, destaca las habilidades del dictador de crear situaciones en Haití y en ese sentido trata sobre la componenda con el político Elie Lescot, para derrotar al presidente Sténio Vicent.
Pero hubo una controversia en 1946, cuando el gobierno haitiano de Lescot, decretó nuevas regulaciones relacionadas con los jornaleros que venían contratados al país para el corte de caña. Trujillo consideró que la medida perjudicaba a la industria azucarera, y enfrentó al gobierno haitiano, financiando las actividades de la oposición. El presidente Lescot fue obligado a dimitir y partió al exilio. Se celebraron “elecciones” y fue electo como presidente Dumarsai Estimé.
Charles Dupuy, en su obra “Le Coin de L Historie” señala que por influencia de Trujillo el coronel Paul Magliore, en 1950, asume el poder a través de un golpe de Estado al presidente Estimé. Entonces el surgimiento de Magliore permite el mejoramiento de las relaciones dominico-haitiana.
La República de Haití se ha caracterizado por una situación políticamente convulsa en toda su historia. Desde el 1956 a 1957 cambiaron por medio a golpe de Estado y renuncia, seis presidentes y dos consejos presidenciales, hasta que Trujillo apoyó la llegada al poder del presidente vitalicio Francois Duvalier, 1957-71, el cual heredó la silla su hijo, Jean Claude Duvalier, 1971-1986.
Por su parte, al presidente Joaquín Balaguer siempre le preocupó la estabilidad del país vecino, portador de una pandemia de errores. Fue implacable con las migraciones, pero compensaba dándole puestos de trabajo. De 1970-74 acordó con Duvalier el contrato de 10 mil braceros haitianos con el traslado a su país, luego de terminada la zafra de azúcar.
El periodista Carlos German Cabrera narró, que Francois Duvalier, una vez enfermo, le mandó a solicitar al mandatario dominicano su opinión sobre la posible sucesión de su hijo, Jean Claude Duvalier y Balaguer le contestó que: “estoy de acuerdo, creo que su país todavía no está preparado para asumir una democracia en su totalidad.”
En febrero de 1986 el general Henry Nanphy derrotó a Jean Claude Duvalier. Seis presidentes surgieron durante los próximos cinco años, hasta que Jean Bertrand Aristide, en febrero de 1991, con su organización “Pueblo en Lucha”, ganó las elecciones.
Aristide provocó un enfrentamiento con el gobierno de Balaguer acusando al país de maltratar a los braceros haitianos. En septiembre, el general Raúl Cédras, quien tenía buenas relaciones con Balaguer, derrotó a Aristide y ejerció el poder efectivo hasta 1994, instalando los presidentes títeres de Joseph Nérette, Marc Bazin y Émile Jonassaint.
Balaguer enemigo acérrimo de Aristide, le permitió que presionara desde el país y facilitó para que fuera la figura principal del importante evento internacional, Lome IV, acuerdo que la República Dominicana firmó con la Unión Europea, logrando la mirada del mundo. En 1994, Aristide volvió a Haití acompañado de una tropa multinacional encabezada por EE.UU; fue puesto en el gobierno y culminó su mandato presidencial.
Este trayecto de influencia de Trujillo y Balaguer, con los líderes y gobernantes del vecino país, para contribuir con la estabilidad política de sus gobiernos o más bien de la isla, es una experiencia que aconseja que el liderazgo dominicano, no debe dejar a la suerte del destino, la presidencia de Haití o la democratización de su poder, sin oír el latido del pulso y el augurio de las manos.