Antes del Covid-19 ya se daban usos alternativos para las instalaciones hoteleras, los cuales no necesariamente significaban innovación del sector hotelero. En Andalucía, por ejemplo, han intentado convertir a los hoteles obsoletos en lugares para adultos mayores y para jóvenes.
La pandemia ha desatado toda una ola de creatividad entre los hoteleros del mundo. Ellos han producido una avalancha de innovaciones para proteger al huésped del virus. El principal resultado ha sido la creación de protocolos de salubridad para garantizar estadías libres de contagio. Por su parte, algunos destinos turísticos están comenzando a idear nuevas ofertas para atraer a turistas diferentes de los de sol y playa, cambiando el propósito vacacional de los viajes. En consonancia con ese esfuerzo de los destinos, los hoteles playeros podrían eventualmente sufrir reconversiones. En muchos países ya el Covid-19 las ha requerido.
Los hoteles son establecimientos de alojamiento temporal que clasifican en diferentes tipos, muchos de los cuales existen en nuestro medio. Brindan diversos servicios según el tipo y algunos se diferencian según la clientela que sirven, la ubicación, su arquitectura, etc. Ahí están los apartoteles, condoteles, pensiones, albergues, cabañas, campings, casas de huéspedes, hostales, moteles, posadas, refugios y otros. Según la ONE en el 2018 existían 816 hoteles con algo más de 81,000 habitaciones en nuestro país, pero no todos son aptos para turistas extranjeros. En el inventario de habitaciones turísticas de clase mundial, unas 65,000 hoy día, predomina el llamado “resort” de playa. Son instalaciones glamorosas que, ubicadas frente al mar y cargadas de amenidades, generan un ambiente de paz y relajación que induce al descanso físico y mental.
A pesar de las diferencias entre tipos de hoteles, el modelo de operación es igual tanto en los hoteles playa como de ciudad: los empleados prestan los servicios a los huéspedes con una cercanía que no compagina con el distanciamiento social que impone la pandemia. De ahí que, para sobrevivir la crisis se hayan desarrollados estrictos protocolos diseñados para prevenir el contagio. Guiados por organizaciones internacionales, esos protocolos ya están vigentes en nuestro país, aunque eso no será suficiente para reactivar el turismo en los próximos meses. Mucho dependerá de la recuperación de las economías de nuestros mercados emisores.
Ante el forzado cierre de los hoteles muchos empresarios han anticipado una merma catastrófica de su clientela. Con expectativas pesismistas han comenzado a idear maneras de como atraer clientes que no sean las de los canales tradicionales. Ya Barbados, por ejemplo, está mercadeando sus hoteles como sitios de teletrabajo donde los huéspedes pueden trabajar y descansar. Están tratando de atraer clientes hoteleros de estadías de un ano con esos fines, para lo cual el país esta eliminando los requisitos y permisos que deben llenar los turistas. (Otros destinos caribeños podrían hacer lo mismo.) Esto implica que el hotel seria tanto un sitio de descanso y relajación como una oficina de trabajo, con habitaciones y playas sirviendo para ambos fines.
Por sugerencia del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, la organización que representa el sector privado del turismo a nivel mundial, en varios países están convirtiendo hoteles en hospitales para enfrentar al Covid-19. En Madrid, por ejemplo, se han “medicalizado” algunos hoteles para darle cabida a los contagiados por la pandemia. Son “espacios para alojar a los pacientes cuyos síntomas hacen necesario que se les haga seguimiento, pero sin la necesidad de estar internados en un hospital.” El seguimiento por parte de un equipo médico de la Consejería de Salud de la ciudad terminará cuando los “huéspedes” hayan superado la crisis. En Barcelona y en Galicia se ha hecho lo mismo y en otros países han seguido el ejemplo. Ya inclusive algunos barcos de la línea de cruceros Carnival, la más grande del mundo, están siendo usados de la misma manera. También se están reconvirtiendo gimnasios con el mismo
fin.
Aquí ASONAHORES ofreció el uso de 1,500 habitaciones hoteleras para aliviar la carga de los hospitales públicos en la lucha contra la pandemia. (Aunque el gobierno no ha acogido la oferta es muy posible que lo haga ante la expansión vertiginosa de los contagios que estamos padeciendo.) Mas recientemente, la Academia de Ciencias ha propuesto que el cerrado Hotel Santo Domingo sirva esos propósitos a fin de quitar presión a los hospitales públicos. Hasta ahora, sin embargo, a nadie se le ha ocurrido usar el abandonado Hotel El Prado (ubicado frente a la playa de Guibia en Santo Domingo) para fines hospitalarios, aun cuando el edificio pertenece al Banco Central. Podrían correr la misma suerte algunos de los 21 hoteles que todavía pertenecen al Estado. En todos los casos, el gobierno tendría que proveer los equipos médicos y el mobiliario necesario para que puedan ser usados por personal del Ministerio de Salud Pública, además de cubrir los gastos cuando se devuelvan los establecimientos. Los 137 hospitales públicos existentes posiblemente no sean suficientes si la pandemia sigue azotando.
Antes del Covid-19 ya se daban usos alternativos para las instalaciones hoteleras, los cuales no necesariamente significaban innovación del sector hotelero. En Andalucía, por ejemplo, han intentado convertir a los hoteles obsoletos en lugares para adultos mayores y para jóvenes. Para los primeros las habitaciones se convertirían en pequeños apartamentos con el debido equipo y facilidades para satisfacer las necesidades de los ancianos. (Algunas organizaciones laborales europeas benefician a sus envejecientes pensionados con estadías hoteleras vacacionales, pero en ese caso son solo los servicios los que se transforman.) En el caso de los jóvenes los hoteles podrían servir como viviendas temporales para practicas o eventos deportivos.
La práctica misma de reconvertir hoteles en hospitales podría eventualmente arraigarse más con la expansión del llamado “turismo medico”, un segmento de mercado que se expande rápidamente. “A medida que más y más personas adoptan un estilo de vida saludable, también las agencias, turoperadores y empresas del sector turísticos, comienzan a realizar cambios para remodelar sus instalaciones para que los visitantes puedan tener prácticas de salud y bienestar en sus viajes.” “En el 2019, la cadena de hoteles Meliá optó por el nuevo término “Wellness Inclusive” que se le ha aforado al hotel para complementar sus atractivos a fin de atraer al turista que opte por el destino para la realización de algún procedimiento. En ese sentido, Meliá Punta Cana Beach es el primer hotel en el país en implementar dicha categoría en todo el complejo turístico.”
“El 2019 fue un año clave para el turismo de salud en RD, ya que algunos centros lograron certificaciones internacionales y se lanzó el primer turoperador de salud dominicano en Madrid, España. También se firmaron acuerdos con entidades financieras como el Banco Lafise que tiene presencia en 11 países para facilitar financiamientos para tratamientos médicos electivos hacia l isla caribeña.” Mas interesante todavía es cuando un hospital decide expandirse construyendo un hotel y eso ya ha pasado en Santiago. En noviembre pasado “el presidente Danilo Medina asistió a la puesta en marcha del Instituto Bariátrico Digestivo Meta Íntegra del HOMS y al primer palazo de la nueva torre-hotel profesional de esa importante entidad médica.
Otro importante ejemplo del mimetismo de los hoteles es cuando se reconvierten a viviendas. En Playa Dorada ya se dio el caso de que varios de los hoteles del recinto se han reconvertido en edificios de apartamentos. Algunos de los apartamentos son hoy ofertados en alquiler vacacional a los clientes de Airbnb.
Lo anterior demuestra que los hoteles son activos fijos que pueden ser muy versátiles. Como nuestro país tiene tantos es bueno que tengamos en mente sus diversos usos alternativos. Y con el rediseño de la vida estresada que se requiere actualmente, los empresarios innovadores de seguro que inventaran otras modalidades de uso que hoy son inimaginables.